Imaginaos que existe una empresa instaladora que en menos de un años convierte dos aprendices en oficiales, aunque les pague como aprendiz. Dos oficiales titulados, pero que no tienen ni p**a idea de nada. Pues en mis comienzos como ayudante electricista y fontanero, ocurrió eso.
Cierta mañana el jefe nos envió a mi y a "miembro" (conocido así por el tamaño de su miembro viril) a cambiar el grifo de una fregadera. Nos dió un grifo de pared de una sola agua y nos envió a cierta calle de la ciudad condal, donde, una tropa de hippies, se había montado no sé que coño de oficina de algo que tenía que ver con la ecología. Llegamos al portal y no había ni interfono ni pulsador de timbre; había una peazo aldaba que se golpeaba según el piso donde ibas. Así pues dimos tres golpes, ya que ibamos al tercero. La puerta se abría accionando un sofisticado sistema de cuerda y poleas.
-Buenos días, venimos a cambiar el grifo.
-Pasad.
La cocina era pa verla. Destroyer total.
-A ver.-le dije al simpático señor que nos abrió.-¿Dónde está la llave de paso?
-Ein?.-contestó él.
-Coño, el grifo de cerrar el agua. No pretenderá que cambiemos el grifo con el agua dada.
-No tenemos deso. Aquí hay agua de depósito.
-No van a tener... ande deje a los profesionales. Miembro vete pal terrao y cierra la llave el depósito.
Al rato bajó miembro.
-No hay.
-No me jodas. Claro que tiene que haber. A ver asomate al paito luces.
-No hay.
-No me toques los huevos.
-Que no hay coño!
Realmente no había. No teníamos forma humana de cerrar el agua de aquel puto piso. Pero como éramos muy listos pensamos que al ser agua de depósito no habría tampoco demasiada presión. Así que decidimos pasar a la acción y demostrarle al cliente (que no estaba muy convencido) que eramos unos fontaneros con recursos infinito.
-Venga, miembro, ves poniendo la estopa a la rosca el grifo que yo voy a flojando el otro.
El plan era sencillo. Una vez preparado el grifo con su junta correspondiente, se trataba de sacar el viejo y rápidamente enroscar el nuevo; algo de agua saldría, pero si se realizaba la acción con celeridad serían daños mínimos.
-Miembro esto ya está a punto de salir.
-Yo ya tengo el nuevo preparado.
-Pos, na.... AHORA!
Quité el grifo y salió disparado un cañorro de agua que me metió de lleno en la jeta, cegándome por momentos.
-Corre, pon el otro, coño!!!.-grité mientras me frotaba los ojos y mientras el agua golpeaba mi cara.
-Mierda, se ma caido.
-******!!!
-Joer.
-PONLOOOOOO!!!
-Meto el dedo, mientras. Cogelo del suelo.
Y miembro puso su pulgar en el agujero. El agua, salía igualmente por los lados, mojando a miembro y los muebles de la cocina, y el mármol... Yo buscaba el grifo nuevo por el suelo mojado, medio cegato. Al final pude cogerlo.
-Quita el deo que voy.
Otro chorro de agua a la cara cuando quitó el dedo miembro. Del susto se me cayó el grifó de nuevo al suelo.
-Meto el dedo, otra vez vale.-dijo miembro.
-Mete el nabo ese que tienes que ira mejor.-le dije yo con los ojos cerrados y escocidos por aquella agua de depósito que a saber su composición.
Ya estaba completamente empapado. La chollas (por aquellos entonces disfrutaba de unas largas y cuidadas melenas negras) chorreaban agua y ya me notaba los hilillos húmedos hasta en los huevos.
Logré recuperar el grifo a duras penas.
-VOY!!!!
Esta vez puse el grifo en la boca, pero pasó lo de siempre, cuando sale agua y estás nervioso, no hay manera de enroscarlos.
-Kago en la p**a de oros...
-Pero monlo ya cojones...
Al final entró el muy cerdo. Me costó pero lo puse, después de casi inundar la cocina claro.
A todo esto, el dueño de la oficina, que no había perdido detalle mirando desde la puerta, preguntó:
-Oye ¿Vosotros estáis seguros de que un grifo se cambia así?
-Pos, claro.-dijo miembro.-Si no hay llave paso es el método habitual.
-¿Tiene usted una fregona?.-Pregunté.
No fuimos muy finos cambiando el grifo, pero la cocina quedó más limpia de lo que estaba.
-Bueno.-dijo aquel señor.-mañana teneis que volver a hacer cuatro cositas de electricidad. Ya tiemblo.

.........CONTINUARÁ

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