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Antiguo 04/01/2006, 14:24   #28
karndollax 
¡¡¡SUSTO!!! te veoooo
 
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karndollax es algo digno de contemplarkarndollax es algo digno de contemplarkarndollax es algo digno de contemplarkarndollax es algo digno de contemplarkarndollax es algo digno de contemplarkarndollax es algo digno de contemplarkarndollax es algo digno de contemplar
La venganza de don pobre

Después de salir de clase del instituto, a menudo, ibamos a tomar una coakas a una granja-bar, muy pija por cierto. El típico sitio donde se reunen viejas, mamas y estudiantes a tomar café y, aunque nosotros desentonabamos un poco allí, siempre echabamos un toquecito.
Cierto día entro un señor indigente, borraxo como una cuba, que dando tumbos caminó todo el pasillo desde la reluciente e impoluta puerta de vidrio hasta la barra. Los dos camareros ya lo miraban mal y se preparaban para expulsarlo sin contemplaciones. Aún así el señor mendigo, sucio a más no poder, con su dedo índice en gesto amenazante, intentaba pedir una consumición, aunque de su boca apenas se podían oir una serie de gruñidos.
-No!.-dijo uno de los camareros.-Haga el favor de salir del local.
Ni caso, aquel señor quería su vinillo y nada ni nadie le iban a detener.
-Por favor.-suplicó el mismo camarero.-Cuando esté en condiciones le serviremos.
Recuerdo aquel dedo índice mugroso, con aquella uña cortante amarillenta, apuntando hacia el techo rozando la nariz del señor pobre. Insistía en gruñir repetidamente intentando que alguien tradujera sus gemidos. Y el camarero se emperraba en negar una y otra vez con la cabeza "NO" "NO" y "NO".
Entonces aquel señor mendigo tuvo una convulsión, su boca cerrada se infló como la de un sapo. Tenía algo dentro, contenido tras sus inflados labios. Nadie allí presente dudo de que cosa había dentro de la boca de aquel pobre, incluso el camarero que con un gestor de pavor en su faz grito: "NOOOOOOO!!" mientras estiraba los brazos y sus manos completamente abiertas intentaban protegerle.
No hubo remedio, el señor indigente abrió la boca. Un caño tremendo de una masa gelatinosa salió de ella. Un terrible pota como no había visto nunca una igual, se esparció por la barra, por la bandeja del "reservado camareros", por los croissants, por los donuts, por las madalenas... por todo. El pobre sacó su pañuelo, mugroso también pero muy bien plegadito, para limpiarse la boca, y lo desplegó: RAS!! RAS!! RAS!! y RAS!! ese era el sonido del pañuelo, a saber que sustancias habían logrador pegarlo de tal manera. El otro camarero se apresuró a lanzarle un paño, con el que secaba vasos, a la cara. Acertó, le tapó el jeto al pobre, pero no sirvió de nada, con la segunda bocanada salió disparado y rodó por la barra herido de muerte.
Rápidamente los dos camareros salieron de la barra para agarrar al señor pobre. Mientras algunas personas ya se habían largado dejando la consumición a medias. Nosotros no, nos descojonabamos de la risa. Los camareros agarraron a aquel señor uno por cada brazo y tiraron de él; el pobre era arrastrado por el pasillo, ya que se negaba a salir del local, y entonces hizo algo sorprendente, iba girando la cabeza simultáneamente a derecha e izquierda y en cada giro soltaba una andanada de vómito. Era como si pensara: "Vosotros me sacáis de aquí, pero yo os enguarro tol bar". El mu c b r ó n dejó ir una al pasar por nuestra mesa; un garbanzo asesino saltó de entre la masa, directo a nosotros botando como una pelota. Con agilidad felina, conseguimos esquivarlo y quedó pegado a una de las patas de la silla. UF!... Los camareros ya lo tenían en la puerta, pero el señor pobre tenía guardada aún una tralla para el final; y así la soltó, justo delante de la puerta abrió la boca y BRAAAAAAAAARRRRRRRRRGGGGGG!!!!!!! de lleno en el vidrio aquel impoluto que he dicho antes. Ni el Miró hubiera hecho un cuadro tan subrrealista. Al final uno de los camareros abrió la puerta y entre los dos lo largaron fuera. El indigente rodó por el suelo, pero se levanto para soltar mil maldiciones que en realidad eran gruñidos. Hizo un par de cortes de mangas y cogiendo su carrito de la compra lleno de mierdas se largó dando tumbos.
La pesadilla había terminado, allí ya sólo quedaba el aroma silvestre de las potas y un buen rato de limpieza a fondo. O no?... "AAAAAAAAAAAARRRRRRRGGGGGGGG!!!!!!!" fue un berrido espeluznante que provino de la garganta del camarero que había abierto la puerta. El señor mendigo al potar en el vidrio había dejado también una buena muestra de jugos estomacales en el pomo de abrir la puerta, que fueron recogidos por el camarero.
Fue venganza? Le venía en gana?

Por cierto... mis compañeros y yo nos las piramos sin pagar y usamos un buen mazo de servilletas para poder abrir la puerta.
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