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Antiguo 05/11/2009, 12:55   #2
MAGNUNMAN
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EMBARAZO Y TOXOPLASMOSIS

[B][I][COLOR="Red"]Es bastante habitual que cuando una mujer queda embarazada, en seguida le recomienden deshacerse de su gato para evitar el riesgo de contraer toxoplasmosis. Esto se debe a una falta de información respecto de esta enfermedad que, efectivamente, puede llegar a producir abortos espontáneos, pero que es muy fácil de detectar y controlar sin riesgos.[/COLOR][/I][/B]

[B][I]EMBARAZO Y TOXOPLASMOSIS[/I][/B]

Es bastante habitual que cuando una mujer queda embarazada, en seguida le recomienden deshacerse de su gato para evitar el riesgo de contraer toxoplasmosis. Esto se debe a una falta de información respecto de esta enfermedad que, efectivamente, puede llegar a producir abortos espontáneos, pero que es muy fácil de detectar y controlar sin riesgos.
La toxoplasmosis es una enfermedad producida por un parásito microscópico que puede ser transmitida por la materia fecal de los gatos que la padecen y por comer carne poco cocida o verduras mal lavadas. De hecho estas dos últimas son las fuentes de contagio más frecuentes.
Lo primero que debe hacer una mujer embarazada es hacerse la prueba de toxoplasmosis mediante un análisis de sangre durante el primer tercio de la gestación. Si sale positiva, usualmente se le indicará repetirla en 15 a 20 días. Si vuelve a dar el mismo valor, significa que ella ya tiene anticuerpos contra la enfermedad (por un contacto anterior con el toxoplasma) y no tiene ningún riesgo de contagiarse nuevamente. Muchas personas tienen un título positivo sin saberlo.
Si sale negativa, entonces tendrá que tomar algunas precauciones para no contagiarse durante el embarazo.

[B][I]PRECAUCIONES[/I][/B]

Los gatos son los únicos animales capaces de transmitir la toxoplasmosis. Cuando un felino ingiere carne contaminada y/o quistes del medio ambiente, estos se reproducen en su intestino y se eliminan con la materia fecal. Al cabo de 1 a 5 días el gato puede mostrar signos leves de enfermedad y tener un poco de diarrea; esto puede durar un período de dos a tres semanas, que es el único momento de su vida en que puede contagiar. Una vez que forma anticuerpos, no se eliminan más ooquistes o huevos al ambiente. Además los huevos no contagian desde el primer momento, sino que necesitan estar en el ambiente 24 horas para hacerse infecciosos.

[COLOR="red"][B][I]*Limpiar la bandeja sanitaria todos los días, así nunca habrá peligro de contagio. Sí es importante que una mujer embarazada use guantes para limpiarla o si trabaja en el jardín, por si hubiera materia fecal de gato en la tierra.
*No dar carne cruda al gato, no dejarlo que cace ratones, pajaritos u otros animales para evitar que adquiera la enfermedad. Para esto se le puede colocar un cascabel que espante a sus posibles presas.
*Evitar que use bandejas o jardines concurridos por otros gatos o que otros gatos usen la de él.
*Lavarse las manos con agua y jabón después de jugar con gatos.
*No ingerir carne cruda (no debe verse tejido de color rojo). También lavarse bien las manos con agua y jabón después de manipular carne cruda
*Lavar muy bien los vegetales. [/I][/B][/COLOR]

[B][I]Si tienes dudas puedes consultar con tu Veterinario o con un Médico especialista en enfermedades infecciosas, pero ten la seguridad de que no es necesario que regales a tu gato. Con estas simples medidas de higiene puedes seguir disfrutando de su compañía por mucho tiempo más. EL RIESGO NO ES EXCUSA PARA ABANDONAR A UN ANIMAL[/I][/B]


En muchos lugares es bastante común ver colonias de gatos que viven en las proximidades de hospitales o clínicas, donde reciben alimentos y caricias de muchos médicos, enfermeros y, con frecuencia, enfermos.
Lejos de tratar de combatir esta situación por razones de higiene y del bienestar, muchos médicos y psiquiatras han decidido aprovechar la presencia de estos animalitos, ya que se han dado cuenta de que los pacientes suelen encariñarse con ellos. Esto resulta de gran utilidad; personas que están solas o deprimidas se sienten más animadas y esto los hace, a veces, recobrar la salud más rápidamente e incluso se notan mejorías en aquellos terrenos en los que la medicina tradicional resultaba impotente.



Las primeras experiencias de terapia facilitada por el animal fueron descritas por el psiquiatra infantil Boris Levinson, cuyo perro Jingles una vez tomó parte casualmente en una consulta. Normalmente él no permitía que su perro estuviera en el consultorio, pero ese día recibió padres que venían con su niño autista para una consulta que era una última entrevista previa a una posible internación del niño. El Dr Levinson había aceptado recibirlos fuera de sus días normales de consulta y su perro se quedó en el consultorio. El niño permaneció callado durante toda la consulta. Al final, cuando el médico analizaba con los padres la posibilidad de una segunda visita, el niño, mudo desde hacía tanto tiempo, preguntó si el perro estaría presente la vez siguiente.

Las primeras publicaciones al respecto no fueron tomadas en serio por algunos colegas, pero rápidamente se desarrolló una corriente en la psiquiatría para promover el uso de la asistencia terapéutica de los animales. Los perros fueron los primeros en ser utilizados, pero los gatos se emplean regularmente con las personas de edad avanzada y en el ámbito hospitalario. Obviamente se utilizan solo animales que sean dóciles, y en estas condiciones los gatos tienen la ventaja de que requieren menos atención, no necesitan que se los saque a pasear, son livianos y ágiles y pueden saltar al regazo de una persona anciana sin riesgo de provocar una caída o golpe. Hay muchos pacientes que prefieren a los gatos por su personalidad más independiente.


El papel que desempeña el personal médico es fundamental, ya que si bien el gato permite al enfermo abrirse al mundo y desarrollar conductas positivas, son ellos quienes dirigen las relaciones con los animales para guiar al paciente hacia la cura o, al menos, hacia una mejoría. En estos tratamientos los animales son solo una herramienta terapéutica más.
Fuera del ámbito de la psiquiatría, numerosos estudios mostraron que el simple hecho de acariciar un gato, de hablarle, o incluso de leer en su presencia sin interactuar con él, bastaba para hacer disminuir la presión arterial.





Otros estudios mostraron también la utilidad del gato en el caso de pacientes con patologías cardíacas graves, dado que su presencia aumentaba el tiempo de supervivencia. La presencia de un gato en el ámbito hospitalario contribuye a humanizar el lugar y a establecer relaciones entre los pacientes y el personal médico.
Puede parecer que la presencia de un gato aumente las tareas del personal, pero a partir del momento en que se le introduce, ese mismo personal siempre admite que su presencia facilita las relaciones, disminuye el grado de agresividad de los pacientes y hace que todo sea más fácil.
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