Octubre de 2006
Bueno, pues en una de esas idas de olla que me dan a veces, me fui para Caracas a pasarme un par de semanas haciendo el vago y gastándome la poca pasta de que disponía. Una vez Chávez me convidó a largarme de su país, con la habitual cortesía a la que nos tiene acostumbrados, decidí coger un vuelo Lufth…lo que sea y volverme pa mi Catalunya querida. Bien, el airbus en cuestión se retrasó 6 horas porque la bomba de combustible había petado. “Empezamos bien” pensé yo sentado en una butaca del aeropuerto.
Al cabo de unas horas de esperar el deseo de fumar me comía por dentro, pero no había lugar donde hacerlo y ya no podía salir de la sala de embarque. Bueno, por fin salimos. Me toca ventanilla y a mi lado se sienta una joven boliviana muy guapa. Guapa y pesada, porque no veas como largaba la tía. Yo la invitaba a cacahuetes a ver si callaba pero ni así; con la boca llena la individua continuaba con sus historias. Ni que decir tiene que mi cara quedó estucada de trocito de frutos secos.
Se hace de noche, la peña se duerme, menos dos polacos que iban dando tumbos por el avión borrachos como cubas. La chica boliviana (os juro que ni le pregunté su nombre, ni ella a mío el mío) también se durmió. COMO RONCABA!!! Joder, entre los cacahuetes y los ronquidos boca abierta al máximo, pensé que ya no era tan guapa.
Intento dormime pero mi pánico a volar me lo impide. Entonces me vienen unas tremendas ganas de defecar. Miro la chica bolbiviana, me barra el paso, está completamente espatarrada sobre su asiento y debo saltar por encima de ella. “Me espero a ver si se mueve y ágil como un tigre puedo salvar el obstáculo”. Y una leshe. Comienzan entonces unas turbulencias del copón. “Abróchense los cinturones” indica el famoso visor. “Joer, si no puedo” pensé yo “Me revienta el vientre y el cinto está a tope”. La turbulencias eran cada vez más fuertes, y claro, mi sensación de cagarme encima, entre una cosa y otra, también crecía. La mayoría de pasajeros dormían, excepto yo que me cagaba y los dos polacos que no paraban de rodar por los pasillos perseguidos por una azafata que gritaba en alemán constantenmente.
Yo ya no podía más, debía cagar como fuera. “Correré el riesgo de ser increpado por la azafata”. Desabrocho el cinturón. Al reducir la presión en mis intestinos, se me escapa un cuesco tremendo; el zurullo no salió de milagro, pero se quedó en la boca del esfínter. Me levanto entre la peste decidio a saltar por encima de la chica, pero de repente un turbio pensamiento me ataca al verla allí dormida con la boca abierta. “Si salto ahora me cago encima de ella fijo. Se lo come de lleno”.
Nada, amigos, me senté de nuevo y menuda nochecita entre turbulencias, cagaleras y polacos borrachos.
Al amanecer, quedando media hora para llegar a Frankfurt, ella se despertó. “Voy a maquillarme antes de aterrizar”. Y se fue al baño. “Esta es la mía” salí disparado al WC como una centella. Tiempo de bajarme los pantalones, soltar unos gases lacrimógenos y notar un tirón horrible en el ojete. Aquello no era normal, como dolía, parece imposible como puede dar de si el pequeño esfínter. Hube de agarrarme al grifito del lavabo para poder parir aquel monstruoso tordo. Cuando estaba a medias con mis dolores se enciende el dichoso visor: “Abróchense los cinturones”. “Mierda” me dije… sí, sí, mierda la que se quedo en mis gluteos ya que con el jiñe del aterrizaje ni me limpie el culo. Yo si dicen que hay que ponerse el cinturón me lo pongo y listo. Menos mal que la boliviana aún no había regresado, si he pasar ante ella con el culo de aquella manera lo flipa. Me siento, noto la humedad en mis nalgas pero me da igual, quiero que el avión toque tierra y así me sentiré a salvo, cagao pero a salvo.
Vuelve ella. Olisquea y me dice: “Huele mal”. “Debe ser el café que sirven, está de chungooooo”, le digo yo. Entonces ante el lavabo pasa una azafata, se detiene, olisquea también. Pienso: “Debe haber quedado aroma en el ambiente”. Al rato otra azafata se dispone a ordenar unas mantas en un armarito frente al LAVABO también. Se queda quieta, olisquea a un lado y otro, pone mala cara, cierra el armario con mala folla y se larga rápidamente. “Joder, si que me pasao” digo para mí. “Más que a café, huele a estiércol” comenta la boliviana. “Vete a saber de que hacen el café hoy en día” me excuso yo.
Antención!!! Viene uno de los polacos borrachos lanzao para el WC, lo abre, olisquea también, mira dentro y se empieza a descojonar. Con gestos avisa al otro polaco beodo, le señala dentro del lavabo y ambos miran. Se parten de risa y comentan en su idioma. Viene la azafata de la mala uva, les mete la bronca y los envía para sus asientos. Agarra la puerta del lavabo y antes de cerrar olisquea. Cierra con fuerza y se larga.
Y entonces recuerdo: que no he tirado de la cadena. Esos polacos debieron encontrarse con tamaño zurullo de pie amenazante y como iban torraos se partían el culo.
Bueno aterrizamos, yo no tengo más deseo que largarme de allí y coger el vuelo para Barcelona. A la salida la tripulación se va despidiendo mientras olisquean a mi paso.
En la puerta una policía alemana que debía hacer 2X2 mts.; que cacho mula de mujer. Bueno me cuelo entre ella y la pared.
HORREUR!!!! Eso es lo que pensé al ver que en el pasillo todos debían pasar uno a uno mientras un pastor alemán iba oliendo. Supongo que debía buscar droga o vete a saber. Ni que decir tiene que al llegar a él, el chucho se recreó en mi culo.
Al final de pasillo un señor con bigote se aparta la chaqueta y me muestra su placa y su pistolita. Me dice en inglés que espere un momento. Yo le digo en castellano que no entiendo ni papa. Entonces me lo repite en un castellano perfecto y casi sin acento.
Resultado: Registro general y perder el avión y tener que esperar 3 horas más en el aeropuerto.
A favor: Después de la prueba de drogas en mis manos y de registrar a fondo mi portátil y la *******era, no creyeron que pudiera llevar drogas en el recto. Menos mal. Me dieron 10€ para poder comer y en el aeropuerto había zona de fumetas.
En contra: Me rompieron una maleta guapísima nueva de trinca.
Moraleja: Si vas en avión no te cagues encima.

Juro por mis difuntos que, aunque exagerando un poquito, todo lo relatado es cierto.

PD: Desde ese día no miro la serie Rex, odio a esos perros, jejeje
Este es mi post 2.000 yuuuuupiiiii!!!!

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