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Antiguo 23/08/2005, 21:35   #3
Jose Pepe o Pepito 
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[B]3. ESCOGIENDO MONITOR TFT (¿Qué valorar en un monitor TFT?)[/B]

La distinta naturaleza de la tecnología TFT hace que haya diferencias sustanciales a la hora de valorar las prestaciones de un monitor. Ciertos parámetros que en el CRT son fundamentales, en el TFT pasan a ser poco significativos o no existen, y a la inversa. Y aquellos puntos en común son valorados de forma distinta.

3.1 Tamaño de pantalla

Como ya he mencionado antes, la forma de valorar el tamaño de un TFT es distinta a la de un CRT. Por ejemplo un TFT de 15" tiene un área de visión de 15" reales, y cada uno de los bordes y esquinas es aprovechado al máximo. Por tanto podemos decir de forma aproximada, que el área de visión de un TFT de 15" es similar a la de un CRT de 17".
Referente al tamaño también hay otra cuestión fundamental, y que un TFT está diseñado para una resolución concreta. Como he mencionado antes, el número de transistores que generan los píxeles es fijo, y por tanto la resolución del TFT será fija, teniendo que trabajar en una especie de modo de emulación para otras resoluciones, siempre inferiores a la nativa. Este modo de emulación impide que el monitor alcance su calidad óptima. Así que debemos escoger obligatoriamente un monitor TFT pensando en la resolución que vamos a necesitar. Los TFT de 15" trabajan con una resolución nativa de 1024x768, y los de 17" a 1280x1024. Estos dos tamaños copan la casi totalidad del mercado TFT, aunque cada vez es más frecuente ver ofertas de TFT que superan las 17".

3.2 Brillo o luminosidad

Este parámetro se mide en candelas por metro cuadrado (cd/m2). Cuanto más alto sea este valor, mejor retroiluminación y por lo tanto mejor brillo tendrá el monitor. Un valor bajo, supondrá un brillo apagado, que nos obligue además a forzar una la iluminación ambiental determinada para poder usar el monitor de forma cómoda.
El valor mínimo recomendable, será de 200 cd/m2. De 250 cd/m2 en adelante será un buen valor.

3.3 Contraste

Este parámetro va a condicionar de forma muy importante la calidad final de la imagen. Se mide mediante dos cifras:
xxx:1 donde xxx es un número que suelte estar comprendido entre 100 y 400. Vamos a poner un ejemplo: un monitor TFT con un contraste de 200:1 ¿Como se interpreta esta expresión?. Significa la diferencia entre la máxima luminosidad y mínima luminosidad con que el monitor puede representar cada píxel. En este ejemplo, el punto más luminoso tendrá 200 veces más intensidad que el más oscuro. Cuanto mayor sea esta proporción mejor contraste tendrá el monitor, lo cual se traduce en colores más vivos y mejor representación de los tonos medios.
Hasta hace no mucho, en un monitor TFT de gama media lo normal era un contraste de 200:1 o 250:1. Pero cada vez tiende a imponerse más los valores de 350:1 y superiores. Se puede considerar que un 300:1 es un valor aceptablemente bueno. El equivalente, para poder equipararse a un monitor CRT sería un valor de 400:1. Algunos modelos TFT ya superan este valor. Un valor de 400:1 equipara prácticamente un TFT a un CRT en calidad de imagen, pues el contraste es prácticamente el factor que más influye para que los TFT tengan tradicionalmente una calidad de imagen sensiblemente inferior a los CRT.

3.4 Pixel Pitch

Anteriormente, dentro de las características de los monitores CRT, he hablado de un parámetro llamado dot pitch. Pues en el mundo TFT el equivalente a este parámetro es el Pixel Pitch. En el caso del TFT se da una medida tipo "y mm X y mm". Un ejemplo, sería un píxel pitch de 0,297 mm X 0,297 mm. En el caso de los TFT, parece ser que lo que mide es el tamaño de punto. Así que el ejemplo significaría que cada píxel en pantalla mide 0,297 mm de alto por 0,297 mm de ancho. En comparación con el CRT, donde el dot pitch no mide el tamaño de punto o píxel, el cual no es fijo (depende de la resolución a la que configuremos el monitor), sino la distancia entre cada píxel y todos sus adyacentes. Esto tiene su lógica, ya que en principio, los píxeles en un TFT no se dibujan, sino que se iluminan a partir de los transistores que posee el monitor, que siempre es una cantidad fija. Cuanto menor sea el tamaño de píxel, más calidad de imagen tendrá el TFT. Con un tamaño más pequeño, el efecto "pixelación" será menos evidente. Precisamente una pixelación mayor es otra de las desventajas que suelen tener los TFT respecto a los CRT. Todo los que sea superar un tamaño de 0,3 mm x 0, 3 mm es descartable. De 0,30 mm para abajo es un valor aceptable. Se pueden encontrar en la actualidad modelos por debajo de los 0,28 mm, lo que se puede considerar ya un valor muy bueno. Hay que considerar también, que debido a este parámetro, diferente al dot pitch del CRT, cuando configuremos el monitor TFT a una resolución inferior a la resolución nativa del TFT, el efecto de pixelación será muy notable, con la consiguiente pérdida de calidad, pues básicamente lo que se hace un TFT es una especie de emulación, mediante la cual, supongo, se cogerá más de un píxel para formar cada píxel a una resolución menor, quedando el tamaño de punto excesivamente grande. La tendencia ha sido también mejorar estas resoluciones emuladas, supongo que a través de filtros. El resultado final dependerá de la calidad y prestaciones de cada monitor. Pero hemos de hacernos a la idea de que siempre debemos configurar el monitor TFT a su resolución nativa, excepto en algún caso excepcional, de algún programa que obligatoriamente solo funcione a una resolución emulada.

3.5 Tiempo de respuesta

Cuando visualizamos un imagen estática, como por ejemplo una fotografía o bien simplemente se esta visualizando por ejemplo el escritorio de Windows, sin que hagamos movimientos con el ratón, entonces la estabilidad de imagen es perfecta en un monitor TFT. Pero generalmente esta no es la situación normal en el uso de un ordenador. Lo normal es que la imagen cambie, porque movamos ventanas por el escritorio de Windows, estemos visualizando un video, o ejecutando un videojuego entre muchas otras posibles situaciones. Cuando la imagen cambia, los píxeles cambian sus tonalidad, color, intensidad. En definitiva, la información que representa cada píxel varía. En este proceso cada píxel que cambie la información a representar en pantalla, tiene que apagarse para inmediatamente encenderse de nuevo tomando el nuevo color, tonalidad e intensidad. La rapidez con que cada píxel lleve a cabo este proceso depende de la capacidad de tiempo de respuesta que tenga el monitor. La tecnología TFT permite que el encendido de cada píxel sea rápido, pero el apagado es considerablemente más lento. Si el tiempo de respuesta del monitor no es suficientemente rápido, se produce una especie de efecto estela, que consiste que por un instante la nueva imagen es representada en pantalla sin que haya desaparecido del todo la imagen anterior. Este efecto es también llamado "ghosting", haciendo referencia a la estela que deja una entidad fantasmal. En aplicaciones normales como ofimática, navegación web, o uso normal del escritorio de Windows, esto apenas se nota, pero en visualización de vídeo o juegos, donde los cambios en pantalla son continuos, este efecto puede llegar a ser muy molesto. Como en el resto de parámetros, la tecnología TFT ha ido también puliéndose en este apartado. Este parámetro se mide en milésimas de segundo (ms). Cuantos menos milisegundos tarde en renovarse cada píxel, significa que el monitor tendrá un tiempo de respuesta más rápido, y por tanto el efecto ghosting será menos evidente. Un tiempo de respuesta de 50 ms es aceptable, y todo lo que supere esta cifra es malo, siempre que no usemos el monitor exclusivamente en aplicaciones ofimáticas u otras donde los cambios en pantalla no son muy altos. De 40 ms para abajo es un tiempo de respuesta bueno, siendo prácticamente inapreciable este efecto.



3.6 Conexiones, DVI vs. VGA

Una de las características que distinguen a las pantallas TFT de las CRT, es que las primeras son digitales, y las segundas analógicas. Sabemos que los ordenadores trabajan con datos digitales, y por tanto para que el monitor CRT pueda reconocer la información digital, la tarjeta gráfica tiene que traducir la información digital que le llega en señal analógica. Esto lo hace través de un componente llamado RAMDAC (Ramdom Access Memory Digital to Analogic Converter).
Pues bien, si el monitor TFT o la tarjeta gráfica carecen de conexión DVI, se producirá el siguiente proceso: la tarjeta gráfica procesa los datos digitales, el RAMDAC de la misma, los convierte en señal analógica, la cual pasa al monitor TFT a través de la conexión VGA, y el monitor TFT que únicamente entiende la información digital, tiene incorporado un componente que vuelve a convertir la señal analógica en digital. Se produce una doble conversión. Si tanto la tarjeta gráfica como el monitor poseen una conexión DVI, no habrá necesidad de ningún tipo de conversión, sino que simplemente los datos digitales pasarán directamente de la tarjeta gráfica al monitor, sin que el RAMDAC ni ningún dispositivo dentro del TFT tengan que entrar en acción. Esto que en principio no parece de gran importancia, a la hora de la verdad influye en la calidad final de la imagen. Cuando se necesita convertir la señal de forma doble, se pierde información en el proceso, y el resultado final es muy dependiente de la calidad final de los componentes que entran en acción durante la doble conversión, que se suele traducir en un peor contraste y brillo. Por tanto que el monitor tenga un conector DVI es muy conveniente, sin olvidar que también la tarjeta gráfica debe tener su correspondiente DVI para poder aprovechar esto.
La mayoría de los monitores TFT sobre todo los de gama baja y media, carecen de conector DVI, disponiendo únicamente del VGA tradicional de los monitores CRT. Los monitores TFT que incorporan DVI son más caros, y algunos fabricantes solo los incluyen en los modelos de gama alta. Mi experiencia es que de momento, no he tenido ocasión de probar un TFT con conexión DVI, y los monitores que he tenido ocasión de probar, daban una excelente calidad de imagen funcionando a través del tradicional conector analógico VGA. También es cierto, que los fabricantes presentan el DVI como un extra que proporciona una calidad adicional, aprovechando al máximo todas las prestaciones del monitor. La teoría, indica por tanto que un mismo monitor dará una mayor calidad de imagen siempre que esté conectado a través de la conexión DVI (prácticamente todos los monitores que tienen DVI, tiene además la conexión VGA).
Mi recomendación, es que si tienen la posibilidad, miren in situ la calidad que tienen dos modelos de TFT de idénticas características, y comparen la diferencia de la conexión DVI con la VGA. Y si les merece la pena la diferencia de calidad, que se decanten por el DVI, por el cual habrán de pagar un precio extra.
También debe tener en cuenta que la mayoría de las tarjetas gráficas no poseen conexión DVI, y que las que lo poseen no suelen ser tarjetas de gama baja y precio asequible, y por tanto hay que contar con un posible desembolso adicional en este apartado.
Yo por mi parte, en cuanto haya podido comprobar un TFT funcionando a través de una conexión DVI, ampliaré este artículo hablando del tema.

3.7 Ángulo de visión

El ángulo de visión perfecto a la hora de visualizar una pantalla (independientemente de la tecnología en la que se base), se da cuando la persona está justo frente a la pantalla y con la vista al mismo nivel. A medida que nos alejamos a un lateral, tendemos a visionar peor, o si nos levantamos del asiento y nuestra vista queda muy por arriba de la pantalla también se da una situación parecida, perdiendo perspectiva y por tanto información a visionar. El ángulo de visión es mucho más amplio en una pantalla CRT que en una TFT. Esto lo podemos comprobar con el televisor de nuestro hogar, pues aunque nos sentemos en un sofá que esté bastante ladeando, apartado del centro de la pantalla, podemos apreciar la imagen bastante bien. En el TFT este ángulo de visión es bastante más limitado. Si nos alejamos bastante del centro, llegamos a ser incapaces por ejemplo de leer un texto sobre pantalla aunque esté en letras muy grandes. En la hoja de especificaciones de TFT se suele indicar dos medidas, una para el ángulo de visión horizontal, y otra vertical. La mayoría sobrepasan los 100º horizontales y se acercan a los 100º verticales. Cuanto mayor sean ambos valores mucho mejor. Bastará que alcancen unos valores como los que he puesto de referencia para alcanzar un buen nivel en este apartado. Por ejemplo un buen valor sería: 130º H y 110º V.

3.8 Lo que no debemos valorar un TFT

En el apartado de las características de los monitores CRT, hablo del refresco de pantalla como el factor que más influye en las comodidad y salud visual. Dentro de las hojas de especificaciones y en la publicidad de los monitores TFT, se incluyen en ocasiones los refrescos de pantalla que pude dar el monitor a diferentes resoluciones. Esto puede confundir al comprador a la hora de escoger un monitor TFT, pues puede llevarse un mala impresión al ver que el monitor únicamente alcanza los 60 Hz o no supera los 75 Hz a la resolución óptima. Pero no debemos dar importancia a este parámetro en un monitor TFT, pues estos no tienen en realidad refresco de pantalla, sino como ya he explicado antes, transistores fijos que emiten para iluminar cada píxel. Pero si conectamos un monitor TFT a una tarjeta gráfica a través del conector VGA analógico estándar, este pasa al monitor señal analógica que simula un refresco de pantalla. Por tanto aunque estemos usando un monitor TFT a una tasa de 60 Hz esto no va a tener ningún tipo de incidencia para la vista, a diferencia de lo que ocurre en los monitores CRT. De hecho el usuario no notará diferencia entre un refresco de 60 Hz y uno de 100 Hz. Si el monitor está conectado a la tarjeta gráfica a través de un conexión DVI, entonces no existirá ni siquiera ese refresco "emulado".
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Última edición por Jose Pepe o Pepito; 23/08/2005 a las 21:38.
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